martes, 1 de mayo de 2007

La transposición didáctica, un desafío o una utopía.

En sentido restringido, “la transposición didáctica designa el paso del saber sabio al saber enseñado” (Yves Chevalard).

Transformar el objeto de saber en objeto de enseñanza, según el paradigma positivista, parece “razonablemente práctico”; el profesor, según su disciplina, “debe intentar que sus alumnos capten aquellas propiedades distintivas de los objetos estudiados y que ya han sido identificadas previamente en el ámbito científico” (Tatiana Díaz Arce). Se apoyará en algunas técnicas audiovisuales y relacionará los objetos de enseñanza con episodios de su experiencia. Posteriormente, el docente evaluará los conocimientos entregados, y en la medida que las respuestas de los educandos se asemejen a los contenidos entregados, el profesor se sentirá satisfecho y pensará que ha cumplido su labor de educador. Desde ésta perspectiva, ¿ha habido transposición didáctica?; simplemente el objeto de saber, en lugar de ser transpuesto didácticamente, es trasladado didácticamente desde el ámbito científico al ámbito pedagógico.

Esta visión tan estrecha y limitada, deja de manifiesto un ego inconmensurable del “profesor”; ego, que es fruto de su concepción tradicional, respecto del proceso que implica la enseñanza –aprendizaje. Por un momento los invito a detenerse y preguntarse: ¿He estado haciendo clases para mí o para que los alumnos aprendan? ¿Cuántas veces se han sentido orgullosos de lo atractivo y clarificador que les resultó una presentación en power point ? Pero, ¿clarificador para quién? ¿Cuántas veces se han sentido angustiados al término de una clase, porque han sentido que no han logrado conexión con los alumnos?

El enfoque del paradigma constructivista nos da respuesta a las preguntas anteriormente planteadas. Desde ésta concepción, el profesor adopta una relación democrática y dialógica con el educando, y lo reconoce como un participante activo en el proceso enseñanza –aprendizaje; Asimismo, “el docente realiza un proceso previo de análisis didáctico de los contenidos a tratar con sus alumnos y considera las concepciones previas que sus alumnos han elaborado desde su propio contexto sociocultural” (Tatiana Díaz Arce), validando su aporte al enriquecimiento del objeto a enseñar. Este enfoque permite que el objeto a enseñar a través de la transposición didáctica, se transforme en un objeto de enseñanza; experiencia de aprendizaje significativa para el educando, producto de su participación en la planificación y creación de su propio aprendizaje.

Este enfoque parece “razonablemente significativo”, pero, ¿es posible aplicar la transposición didáctica en todos los contextos de aprendizaje? El alumno, que ingresa a una institución educativa superior, teniendo como experiencia una relación docente- alumno lineal, es decir, ha aprendido a tener una actitud pasiva frente al profesor, ¿estará dispuesto a ser un participante activo de su proceso enseñanza-aprendizaje?

2 comentarios:

Celso Monsalve F. dijo...

Que bien estructurado tu reflexión, ¿como en clases me has dicho que no sabes hacerlo?. Felicitaciones querida compañera, profundísimo. Yo agregaría que muchas veces no es sólo por ego que realizamos clases descontextualizadas, sino tambien por temor e inexperiencia. Debo confesar que en algunas de mis primeras clases no daba espacio para los alumnos por temor a que me interrogaran. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, la estaré esperando.
Atte, Celso.

Profesora dijo...

Cecilia:
Has realizado una reflexión muy interesante y bien fundamentada. Me quedo con lo último que has planteado. Lo vivo cada día en mis clases. Los estudiantes universitarios no aprecian tanto la actividad. Están acostumbrados a ser agentes pasivos. Critican nuestra didáctica tradicional pero si intentamos cambiarla, son pocos los que enfrentan el desafío. Salvo que les haga tomar conciencia de que efectivamente han aprendido más con una estrategia activa y participativa.
Sin embargo, vale la pena intentarlo.
Me inclino entonces por la realización de un análisis didáctico, más allá de la transposición mecánica, donde el profesor analiza los materiales curriculares (contenidos, unidades temáticas, recursos, etc.) como un todo integrado donde la cognición es un proceso a través del cual llegamos a ser concientes de nuestro medio, y que como tal implica al pensamiento, al sentimiento y a la motricidad, con la mediación del contexto en el cual está inserto el estudiante.
Con respecto a la evaluación de tu edublog debo felicitarte puesto que ha mejorado notablemente. Estas cumpliendo con los requisitos planteados en la rúbrica de evaluación.
La profesora.