jueves, 24 de mayo de 2007

LA UBB INICIA UN PROCESO DE CAMBIO

Ya no es pertinente que me cuestione, si la Didáctica Tradicional seguirá o no prevaleciendo en esta Universidad.

Con la propuesta del Modelo Educativo de la Universidad del Bío-Bío, se dio inicio al proceso de Renovación Curricular; cabe destacar que en este proceso la institución asume un Currículum por Competencias; que tiene como centro al sujeto que aprende y considera al estudiante un ser activo, que procesa constantemente información y construye su conocimiento discurriendo a los esquemas creados por los individuos, en base a sus experiencias en el ambiente, lo que propicia el aprendizaje a largo plazo.

Un aspecto importante en la consecución de este Modelo Educativo es la “Didáctica del Aula”, entendiéndose como tal a la transposición didáctica, que lleva a transformar el saber científico de una disciplina en un saber pedagógico, permitiendo el levantamiento de modelos con estrategias y actividades determinadas para lograr la transmisión y/o comunicación del conocimiento. ( Extractos de la propuesta del Modelo Educativo UBB ).

Sin duda, es el inicio de un largo camino, y como docente que me he formado en una didáctica tradicional, pregunto: ¿Cómo enfrentaré este desafío?

Primero, reconociendo las fortalezas de la Didáctica Tradicional; es cierto que en épocas anteriores fue efectiva y que hoy en día, aún se reconocen entre otros, los beneficios de la memorización en ciertos ámbitos educativos; pero no puedo desconocer que posee aspectos inequívocamente negativos para la formación del estudiante; por mencionar algunos, su rigidez al centrar preferentemente sus clases a la forma expositiva, o al dejar de manifiesto su autoritarismo, cuando el docente es quien define los límites del conocimiento.

En segundo término, reconociendo los beneficios y la necesidad de reenfocar la didáctica en el ámbito universitario; a una centrada en el desarrollo de los conocimientos, habilidades y actitudes; caracterizada por un aprendizaje constructivo y significativo; en que el docente adopta un rol de mediador y facilitador del conocimiento e investigador de los procesos del aula; promoviendo el desarrollo de estrategias cognitivas de exploración y descubrimiento en el alumno. ( Apuntes de clases “ Enfoques didácticos” ).

Pero, ¿Cómo lograré solventar las barreras existentes para la consecución de esta nueva visión de la Didáctica? tales como:

- Estructura física de aulas, dispuesta para clases expositivas.

- Horas académicas de 40 minutos.

- Número de 50 alumnos promedio por clase.

- Acceso del alumno a información virtual sin límite y criterios de selección.

- Inexperiencia docente, en la didáctica centrada en los contenidos.

- Estudiantes que exigen derechos, pero no cumplen su rol de estudiantes a cabalidad.

- Estudiantes, que por generaciones han recibido una formación tradicional.

Algunos estarán de acuerdo con estas barreras y otras más que no he abarcado, pero considero que centrarnos en éstas, deja de manifiesto una resistencia a la apertura del nuevo enfoque didáctico; de modo que los insto a concentrar nuestra atención y energía, en desarrollar las competencias necesarias para identificar y planificar aquellas estrategias susceptibles de llevar a cabo, respetando los principios del nuevo enfoque.

Todo proceso conlleva tiempo, se necesita un cambio de mentalidad de todos los estamentos de la universidad; es necesario una restructuración física de las aulas; fundamental es la capacitación docente y socialización de este nuevo enfoque didáctico en los estudiantes, entre muchos otros factores a considerar.

El Magíster en Educación Superior me ha permitido tomar conciencia y dimensionar esta inminente realidad educativa. Ya he dado mis primeros pasos en pos del cambio de la didáctica tradicional,…el tiempo mostrará los frutos de la semilla que se está sembrando en mí.

martes, 1 de mayo de 2007

La transposición didáctica, un desafío o una utopía.

En sentido restringido, “la transposición didáctica designa el paso del saber sabio al saber enseñado” (Yves Chevalard).

Transformar el objeto de saber en objeto de enseñanza, según el paradigma positivista, parece “razonablemente práctico”; el profesor, según su disciplina, “debe intentar que sus alumnos capten aquellas propiedades distintivas de los objetos estudiados y que ya han sido identificadas previamente en el ámbito científico” (Tatiana Díaz Arce). Se apoyará en algunas técnicas audiovisuales y relacionará los objetos de enseñanza con episodios de su experiencia. Posteriormente, el docente evaluará los conocimientos entregados, y en la medida que las respuestas de los educandos se asemejen a los contenidos entregados, el profesor se sentirá satisfecho y pensará que ha cumplido su labor de educador. Desde ésta perspectiva, ¿ha habido transposición didáctica?; simplemente el objeto de saber, en lugar de ser transpuesto didácticamente, es trasladado didácticamente desde el ámbito científico al ámbito pedagógico.

Esta visión tan estrecha y limitada, deja de manifiesto un ego inconmensurable del “profesor”; ego, que es fruto de su concepción tradicional, respecto del proceso que implica la enseñanza –aprendizaje. Por un momento los invito a detenerse y preguntarse: ¿He estado haciendo clases para mí o para que los alumnos aprendan? ¿Cuántas veces se han sentido orgullosos de lo atractivo y clarificador que les resultó una presentación en power point ? Pero, ¿clarificador para quién? ¿Cuántas veces se han sentido angustiados al término de una clase, porque han sentido que no han logrado conexión con los alumnos?

El enfoque del paradigma constructivista nos da respuesta a las preguntas anteriormente planteadas. Desde ésta concepción, el profesor adopta una relación democrática y dialógica con el educando, y lo reconoce como un participante activo en el proceso enseñanza –aprendizaje; Asimismo, “el docente realiza un proceso previo de análisis didáctico de los contenidos a tratar con sus alumnos y considera las concepciones previas que sus alumnos han elaborado desde su propio contexto sociocultural” (Tatiana Díaz Arce), validando su aporte al enriquecimiento del objeto a enseñar. Este enfoque permite que el objeto a enseñar a través de la transposición didáctica, se transforme en un objeto de enseñanza; experiencia de aprendizaje significativa para el educando, producto de su participación en la planificación y creación de su propio aprendizaje.

Este enfoque parece “razonablemente significativo”, pero, ¿es posible aplicar la transposición didáctica en todos los contextos de aprendizaje? El alumno, que ingresa a una institución educativa superior, teniendo como experiencia una relación docente- alumno lineal, es decir, ha aprendido a tener una actitud pasiva frente al profesor, ¿estará dispuesto a ser un participante activo de su proceso enseñanza-aprendizaje?